* En casa, los bananeros plantean los partidos igual que de visitante: con tres y hasta cuatro hombres en función defensiva, desde la mitad del campo. ¿Cuál es el miedo Claudio Rodríguez? /Foto U. Magd.
REDACCIÓN
Unión Magdalena se hunde cada vez más en los puestos de descenso del fútbol colombiano; sumergido en el temor que infunde su entrenador a los propios jugadores, sobre todo al momento de armar los esquemas, en donde pulula la apatía por atacar, y un esquema ultradefensivo que ya comienza a fastidiar a los fanáticos.
No se justifica, que en el propio estadio Sierra Nevada, Rodríguez y su corte instaure 8 jugadores de campo para atacar (cuatro defensores y cuatro volantes de marca), para enfrentar a Jaguares, un rival que independiente a su arraigada osadía por dar espectáculo, no tiene la trascendencia para que Unión y en especial su técnico le demuestre tanto miedo.
Lo acaecido este sábado en el sector de Bureche es deprimente: desde lo táctico con un mal planteo, y lo que es peor con grandes desaciertos a la hora de meterle la mano al partido. Para el complemento de las acciones, el entrenador prescindió de Ricardo Márquez para meter a Wilder Guisao, éste último de un horrible nivel, y dando muestra de no ser más que jugadores como Juan Del Río, que actúa con solvencia en Copa Colombia.
El 1-1 final entre bananeros y sabaneros debe llevar esta semana a una valoración exhaustiva de la situación por parte de los directivos, y en especial del dueño de la institución Eduardo Dávila. No se justifica que en el momento en el que a Rodríguez se le abrió campo para incorporar tres nuevos jugadores, éste no pensara en traer un jugador de nivel en función creativa. Siendo así, jugando a los tumbos, con un pánico tremendo ¿Cómo pretenden que los fanáticos vayan en masa al Sierra Nevada? ¿será que el técnico piensa que el hincha y hasta el periodismo no entiende de fútbol?
La barbarie reflejada en puntos ya se siente: de acabarse la Liga hoy, Unión retornaría a la B, es 19 en la tabla del descenso con 1.02 y lo que es peor, sin un libreto definido en lo ofensivo, que invite al hincha a pensar que esto puede cambiar.