Rafael Nadal, que viene de reconquistar el Masters 1000 de Monte Carlo, debutó con éxito en el ATP 500 de Barcelona, también en arcilla, aunque probablemente haya jugado su partido más complejo en lo que va de la gira.
Por primera vez, Nadal, Nº1 ATP, se cruzaba con su compatriota Roberto Carballés Baena (77º) y fue un hueso duro de roer. El resultado se detuvo en 6-4 y 6-4 pero las casi dos horas de juego demuestran lo duro del match.
Para el zurdo de Manacor su próximo rival será otro local, Guillermo García López (69º). Es que el japonés Kei Nishikori (22º), que se coronó en este tradicional Conde de Godó en 2014 y 2015, no aguantó el rigor físico de su semana como finalista en Monte Carlo y abandonó tras ceder el primer set.
Como probable adversario del número uno en cuartos de final, aparece Martin Klizan (140º), procedente de la qualy. El eslovaco sacó nada más y nada menos que a Novak Djokovic en un extraño partido por 6-2, 1-6 y 6-3. El serbio, Nº12 en la clasificación, pidió una invitación especial y no logró superar el debut para luego enfrentar en octavos de final al español Feliciano López (30º).
De esta manera, Djokovic sigue sin saber lo que es ganar en Barcelona pues, en 2006, en su otra participación en la capital catalana también cayó en su debut ante Daniel Gimeno Traver.
Además, dijeron presente los dos máximos referentes de la mitad inferior del cuadro. El búlgaro Grigor Dimitrov (5º), quien cayó en semi en Monte Carlo frente a Nadal, sacó rapidamente al francés Gilles Simon (70º) por 6-2 y 6-1; en tanto que, el austríaco Dominic Thiem (7º) pudo con el invitado local Jaume Munar (174º) por 7-6 (8) y 6-1.