Cristiano Ronaldo y Diego Godín, un obsesivo del gol y otro del marcaje reeditarán en Rusia uno de los duelos de alto voltaje del clásico madrileño, pero con un premio mayor: los cuartos de final del Mundial.
Ni el Santiago Bernabéu, ni el Metropolitano, el escenario es el estadio Fisht de Sochi y en lugar de la merengue contra la rayada, el duelo será entre la roja y verde portuguesa contra la celeste de Uruguay.
Cada pelota será una batalla y cada salto en el área la oportunidad de demostrarle al otro que nada será fácil.
A Cristiano lo marcaremos “con el mismo respeto que marcamos a todos, pese a ser una estrella a nivel mundial vamos a tener el mismo respeto”, advirtió el defensa Sebastián Coates, en la semana previa al choque del sábado.
Pero Cristiano no es cualquiera y Godín lo sabe.
El capitán y alma de la defensa charrúa padeció en finales de Champions League entre el Real y el Atlético el poder de CR7, uno de los máximos responsables de que el defensa no tenga una Champions League en su vitrina.
Pero el uruguayo es fuerte y cotiza alto.
“Cuando se habla de cracks, se dice: Ramos es crack. Y no. Godín es crack, que te defiende, te manda, te hace gol, sale campeón, no te falta un partido… Ese es crack”, afirmó el astro argentino Diego Maradona hace unos días.
ANTAGÓNICOS
La presión estará a tope para los portugueses que quieren demostrar porqué son los campeones de Europa y para los uruguayos que sienten que el proceso de Oscar Tabárez está maduro y es tiempo de dar el salto final hacia la gloria.
Cristiano sabe de presión, en la última década ha corrido detrás de los récords impuestos por Lionel Messi y casi siempre logró igualarlos y hasta superarlos.
Godín no se queda atrás, el Atlético de Madrid del ‘Cholo’ Simeone se animó a sumarse a la tropa de élite en Europa, pese a desventajas económicas, y el uruguayo fue uno de los que comandó la cruzada.
Cristiano ama las selfies, Diego se limita a posar con los capitanes de antaño en fotos oficiales. CR7 exhibe con orgullo las marcas de su trabajado y bronceado abdomen, ‘el flaco’ quiere parecer un ‘tipo normal’ que infunde respeto por su determinación en la marca.
Ambos en la fase final de sus carreras, son agua y aceite a la hora de declarar. Sin mover un pelo de su trabajada cabellera ‘Cris’ admite sin vergüenza: “mientras juegue, quiero ganar todo lo que se pueda”.
Enfrente, el uruguayo hace un culto del perfil bajo. Sin guardarse nada antes de Rusia-2018 el defensa se animó a más y lanzó: “si nuestros delanteros están bien y logramos ser solidarios en defensa, haremos un gran Mundial”.
Otro amante de los discursos medidos, el entrenador uruguayo Oscar Tabárez tiempo atrás definió a su capitán: “es difícil resumir una personalidad en una sola característica, pero en Godín podría ser su fuerza mental referida al fútbol”.
Una definición que también le calzaría a un Cristiano que busca regalarle el primer Mundial a su Portugal. Enfrente el Diego celeste busca darle a su país la primera Copa del Mundo a colores, tras las lejanas coronas de 1930 y 1950.