* Errores crasos del arquero Ramiro Sánchez, corroborado por un pésimo planteamiento del técnico Harold Rivera contribuyó a una de mayores debacles en la historia del equipo samario. 7-1 terminaron las acciones a favor de Junior. /Editorial.
BARRANQUILLA
¡Qué vergüenza! Lo acecido este sábado en el estadio Roberto Meléndez no puede pasar de agache, ni siquiera por encontrarse parcialmente en los ochos de la Liga Colombiana.
Unión Magdalena fue humillado descomunalmente por Junior, que al termino del primer tiempo ya contaba con 5 goles en su haber, producto del aprovechamiento de las pifias de los hombres del fondo bananero.
Para muchos, el resultado tiene su apertura en la pena máxima que sancionó el árbitro vallecaucano Carlos Betancourt, luego que el zaguero Nicolás Gil interceptara el balón con la mano, cuando por impacto de Carlos Bacca, el útil iba camino a la red, de ahí la decisión del colegiado que incluso corroboró su margen de legalidad con la tarjeta roja al zaguero bananero.
Sin embargo, también es cierto que no por tener un hombre menos, un equipo está sentenciado a caer, y menos de la manera tan deprimente como cayó en la cancha del Metropolitano. El concurso de un lateral casi desgastado como James Castro; el nerviosismo de un zaguero ecuatoriano Anthony Bedoya, que con sus desajustes hizo crecer la ofensiva de Junior, y hasta la poca seriedad de un Márquez que fungió más de recreacionista, que de jugador comprometido con su escuadra; fueron causas preponderantes de la estrepitosa derrota en la capital del Atlántico.
Es evidente que hubo una mala lectura de Harold Rivera; incluso cuando quedó diezmado en la cancha, terminó la divisa más vilipendiada con la salida de Fabián Cantillo por Ronaldo Lora; perdiendo con ello mayor fogosidad en el mediocampo.
Ni Mejía con todo y su veteranía pudo generarle el equilibrio emocional y deportivo que requiere este tipo de partidos. Sus pases erráticos, y poco fondo físico para acudir a las marcas resultó letal para esa descompensación que sufrió el plantel.
No cabe la menor duda, que hay que reflexionar y aprender del duro golpe de hoy e intentar voltear la página de manera rápida ante Águilas, también de visitante, porque el camino sigue siendo ‘culebrero’, y con el acecho del descenso.