Podría haber sido el último partido de local para Lebron James en Cleveland. Y si lo fue, fue también otra real exhibición del ‘Rey’, que lideró el triunfo 109-99 de los Cavaliers sobre los Boston Celtics, para forzar el séptimo partido de la final de la Conferencia Este de la NBA.
Con un LeBron magistral que aportó 46 puntos, 11 rebotes y nueve asistencias, los Cavs le dieron la vuelta al encuentro en el segundo cuarto, tomando una renta de 11 puntos que ya no soltaron.
El Rey, cuyo futuro en Cleveland está en el aire de cara a la siguiente temporada, se jugará mantener su cetro en el séptimo partido, el domingo en Boston. Y no sabe si podrá hacerlo junto al ala-pívot Kevin Love, que tuvo que abandonar la contienda a los cinco minutos por una conmoción en la cabeza, luego de chocar con el novato de Boston, Jayson Tatum.
Cleveland disputara el séptimo porque, de nuevo, LeBron brilló a un nivel al alcance solo de los elegidos: sin apenas descanso, sin su mejor escudero y con toda la presión encima, demostró por qué es uno de los más grandes de todos los tiempos.
James, que superó a Karl Malone como el sexto jugador con más rebotes en playoffs en la historia, llevaba 25 tantos, cinco asistencias y cinco rebotes al descanso y acabó la velada con 46, 11 y 9.
Ahora, el domingo, en Boston, ambos jugarán por mantenerse con vida: James aspira a llegar a su octava final consecutiva, la novena de su carrera, mientras Boston sueña con convertirse en el “outsider” con el que nadie contaba todavía, debido a la juventud de su plantilla.