Un irlandés, Sam Bennett, ganó al esprint la séptima etapa del Giro de Italia, en Praia a Mare, en la costa de Calabria (sur), el primer triunfo parcial de un ciclista de su país desde hace 31 años.
Bennett, que batió en el esprint al favorito italiano Elia Viviani, sucede a Stephen Roche, vencedor del Giro de 1987 antes de ganar después el Tour de Francia y el Mundial.
Además, Bennett se convirtió en el cuarto ciclista irlandés en ganar en el Giro (tras Seamus Elliott, Martin Earley y Stephen Roche), ya que Sean Kelly, la otra leyenda de este deporte del país, junto a Roche, solo corrió el Giro de Italia en el crepúsculo de su carrera.
Tercero en los dos primeros esprints masivos del Giro en Israel, Bennett ganó esta vez sin ninguna discusión. A la rueda de Viviani, el vencedor de las dos etapas en línea israelíes, superó a su rival antes de la línea y logró el primer triunfo de su carrera en una gran vuelta.
“Esperaba esto desde el año pasado”, afirmó Bennett, que había sido segundo en una etapa en el Giro de 2017, detrás del “misil” colombiano Fernando Gaviria.
“Me siento aliviado por haber ganado”, añadió el esprinter del equipo Bora, que todavía no había logrado ninguna victoria en 2018.
Viviani, por su parte, hizo de tripas corazón. “Nadie está contento cuando termina segundo”, dijo el campeón olímpico de Omnium. “Cometí un error. No vi que Bennett estaba a mi rueda. Sé que es peligroso”.
Yates promete una ofensiva
Viviani se consoló consolidando su ‘maillot’ ciclamen que designa al mejor de la clasificación por puntos. Pero perdió la ocasión de una tercera victoria, cuya nueva posibilidad tal vez no se presente antes de la duodécima etapa, el próximo jueves en el circuito automovilístico de Imola.
Además del esprint final en la larga recta (1.900 metros) instalada en el litoral del mar Tirreno, la etapa estuvo marcada por una pausa entre los favoritos un día después de la ascensión del Etna y de la toma de poder de Simon Yates.
El británico saboreó su primera jornada con el maillot rosa y juzgó “perfecto” el escenario del día, con una escapada de tres ciclistas (Ballerini, Irizar, Belkov), lanzada desde la salida.
Yates prefirió referirse a la próxima etapa (209 km), el sábado, en Montevergine di Mercogliano, uno de los grandes santuarios de la Campania, con una larga subida (17 km) y una pendiente regular (5 %), que vio como 25 corredores se clasificaban con el mismo tiempo en la precedente llegada del Giro en 2011.
El checo Roman Kreuziger, que se había clasificado tercero ese año (victoria del belga Bart De Clercq) podrá aconsejarlo.
“Si tengo piernas, podría intentar algo”, a anunció Yates, en gran forma. “Debo sacar más tiempo a Tom Dumoulin (segundo a 16 segundos) y a otros ciclistas que son mejores que yo en la contrarreloj”. Entre otros, el británico Chris Froome, que se encontraba curiosamente entre los esprinters a menos de dos kilómetros de la llegada en Praia a Mare, pese a los riesgos que eso conlleva. /AFP