* Es importante que el país tenga directivos renovados, con conocimiento y mejor visión. El fútbol colombiano femenino requiere una transformación total. / Opinión.
Fue loable la participación de América de Cali en la pasada edición de la Copa Libertadores Femenina; sin embargo, al margen de los reconocimientos, los trofeos y hasta del dinero que captó el club por haber llegado a la instancia final, debe predominar el respeto a gritos por un torneo serio, con tiempo suficiente para una competencia de altura, que incluso logre cimentar las bases de las jugadoras y de los mismos equipos para llegar sólidos a certámenes internacionales.
Ya es hora que el balompié femenino tenga un patrocinio de ribete; que se instauren procesos deportivos en los clubes, en donde la mujer tenga oportunidades de realizarse con buenos contratos, y no desestimando el poder que han ganado a pulso, en una disciplina que en menos de tres años ha alcanzado a nivel de clubes un título y un subtítulo suramericano.
Es importante que el país tenga directivos renovados, con mejor visión. Que el fútbol femenino cuente con una dirigencia autóctona, no la mecanizada que maneja el fútbol masculino; y que en su gran mayoría opera en las Asambleas bajo los parámetros de la mayoría.
El reciente desempeño de América de Cali debe llevar a la gestión de un patrocinio propio para el fútbol femenino, que incluso alcance a fortalecer las bases en divisiones inferiores. Es imperioso que no se aborten procesos en esos clubes que ha acogido la idea de participar, para ello se deben nombrar comisiones que evalúen con criterio temas determinantes como: la logística, el bienestar, la preparación no sólo en lo físico, táctico y técnico, sino que exista el respeto y el buen trato interpersonal.
Por último, se debe ampliar la parrilla televisiva, en donde el fútbol femenino tenga por lo menos cuatro juegos durante la semana, dichas transmisiones le darían más fuerza a la competición y de paso contribuiría por una mejor cultura hacia un deporte que por concepciones erróneas en algunos sectores del país se ha tabulado con irrespeto, y lo que es peor, amplio machismo.