* Un pésimo manejo en la conformación nominal por parte del Unión, corroboró para que el conjunto quindiano fuese amo y señor de las acciones durante el 90% del encuentro. /Foto Dimayor.
Es triste ver la imagen del fútbol del Magdalena tan mancillada por la manera como el cuerpo técnico del Unión, en cabeza de Carlos Silva plantean un partido en calidad de visitante.
Lo de este domingo fue deplorable y que sin duda ‘colma la paciencia’ de propios y entendidos en la materia. Es lógico que un equipo conserve cierta prudencia en lo táctico, máxime cuando se está por fuera de su casa, pero jugar con cuatro volantes de recuperación además de los cuatro defensores y obviamente el arquero, eso no tiene presentación.
Una cosa es jugar con los pelaos, y venderle la idea a la afición que se tienen en cuenta siendo del patio, y otra completamente distinta es ‘amarrarlo’ como se notaron dentro del terreno, casi que chocando unos con otros al momento de poseer el esférico.
Pobre la memoria de Carlos Arango y Alfredo Arango, íconos de nuestro fútbol y que ya no nos acompañan, que, si vieron desde la ‘eternidad’ este remedo táctico, sin duda se indignarían.
Sólo contra el mundo quedaron Jhon La Bastidas y Ruyery Blanco que durante 64 minutos vieron como su equipo jugaba a nada, reventando pelotas a diestra y siniestra, peor que un equipo de barrio.
Lástima que en el plantel no haya un jugador experimentado con liderazgo, que por lo menos refute las desproporciones tácticas, que se ventilan a lo largo de un compromiso. (Ni James Castro, ni Josimar Gómez, pesan en el andamiaje del plantel bananero).
Este viernes volverá a la acción el equipo de Santa Marta (ante Orsomarso), ojalá el decorado sea completamente distinto, no importa que se pierda, pero que al menos entienda que el fútbol de este departamento va ligado más al talento, que a ese fútbol cicatero y miedoso.